El vino trasladó a más de mil pamplonicas el pasado fin de semana a la ciudad cosmopolita de Berlín. Un viaje sensorial organizado por la Denominación de Origen Navarra que ha logrado, por octavo año consecutivo, fusionar vino y cultura y, lo que es más importante, acercar a los jóvenes a un consumo responsable como una forma de ocio sana y saludable.
Por 15 euros (las entradas agotadas con bastante tiempo de antelación), estos jóvenes degustaron en la Ciudadela hasta cuatro vinos navarros (blancos, rosados y tintos) y cuatro pintxos, elaborados con productos gourmet y con la calidad garantizada que atesora la marca Reyno Gourmet.
En tres plantas con ambientes diferentes, los asistentes pudieron beber buenos caldos mientras disfrutaban de música electrónica en directo, actuaciones carabetescas en vivo, danza experimental, exposiciones de pintura o fotografía.
Una programación artística muy variada y original que recreaba el Berlín más vanguardista, en el que los jóvenes se mezclan por sus rincones interactuando con los artistas. La única diferencia: aquí se cambia la copa de vino por la pinta de cerveza.
En el ‘debe’ de la VIII edición de la Noche del Vino (siempre debe haber aspectos que mejorar para próximas ediciones), la escasez de botellas de algunas bodegas (agotadas bastantes mucho antes de la hora de cierre, muy temprano, por cierto) y el pan de los pintxos, que desmerecía los productos de Reyno Gourmet. Lo mejor, el acercamiento de la cultura y del consumo responsable del vino a los más jóvenes.