La tapa de langostinos con mostaza natural, un plato sorprendente. Foto: A. González

Ya lo sé; al hacer una crítica de un restaurante tras haber ido una sola vez, de forma anónima (aunque este caso es posible que hubiera dado igual) y sin avisar, es posible que se traslade una visión parcial, y por tanto injusta, del local. Pero bueno, tampoco somos la Guía Michelín, ni lo pretendemos (por ahora) y, al fin y al cabo, la experiencia narrada siempre es real, y refleja una realidad tan válida como la del resto de los comensales que, un día cualquiera, acuden a un restaurante en busca de sensaciones, de buena comida y, en definitiva, de placer culinario.

En esta ocasión nuestra víctima es Trenca Dish, el gastrobar que regenta en Valencia Raúl Aleixandre, premio nacional de gastronomía 2004 y estrella Michelin con Ca Sento, todo un clásico de la capital del Túria. Degustamos el menú del día de un día laboral cualquiera, y aunque salimos en general muy contentos, en realidad esperábamos algo más, aunque al final la factura hubiera sido algo más elevada (el precio es uno de sus puntos fuertes).

El local tiene mucho encanto, sin duda, y está en un lugar privilegiado, en un antiguo inmueble situado entre la calle de la Paz y las Torres de Serranos; la decoración está lograda, aunque resulta algo pobre, y tiene detalles fácilmente mejorables, como el polvo que se acumula en la parte superior de las lámparas de mimbre que cuelgan junto a la escalera de acceso al primer piso. Eso sí, el servicio es muy bueno, atento y pendiente de las demandas del comensal, lo que no es poco con los tiempos que corren.

Para acompañar las viandas nos decantamos por un vino joven de la tierra, ‘Mestizaje’, de Mustiguillo, una buena mezcla de las variedades Bobal (muy apreciada por tierras levantinas), Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Shiraz, con una muy buena relación calidad-precio.

TAPAS DE NIVEL

Optamos por el menú de la casa, con tapas variadas y un plato principal. Las tapas todas muy buenas, estupendas. Probamos los langostinos con mostaza natural (sorprendentes), el taco de morcilla de arroz con brotes de col, patatas paja y huevo de codorniz (muy bueno pero más común) y una ensalada de brotes y ventresca, rica pero nada del otro mundo. También catamos las croquetas caseras, muy ricas y en su punto. La verdad es que hasta aquí de lujo.

Esperamos con ansia el plato principal, arroz meloso con boletus, y ahí la cosa nos defraudó un poco porque el plato estaba bueno, pero no conseguido. El caldo un poco desliado, el sabor menos intenso de lo esperado, el fin, que no les salió bien del todo, aunque se dejó comer, que todo hay que decirlo.

Para los postres optamos por la renombrada torrija de horchata, una creación de auténtico lujo, hasta el punto de que sólo por semejante postre merecería la pena ir al Trenca Dish. Por último, cómo no un buen gintonic para acabar la faena y seguir con el trabajo vespertino. Los tienen de muchos tipos, bien elaborados y mezclados y además muy vistosos, pero puedo dar fe de que la versión clásica es de las que ganan adeptos.

La torrija de horchata

En resumen, que tendremos que darle otra oportunidad porque, en general, es un buen sitio que está muy bien de precio (salimos a poco más de 30 euros) y donde, en líneas generales, se tiene una buena experiencia sin que acabe sufiendo el bolsillo, que en los tiempos que corren anda más que lastimado. En definitiva, ánimo a Aleixandre porque tendrá gastrobar para rato; siempre que siga cuidando los detalles, claro.

NOMBRE: Trenca Dish
PRECIO: 25-35 euros
LO MEJOR: Las tapas y el servicio.
LO MEJORABLE: El local necesita una puesta a punto y cuidar más los platos principales del menú.
DIRECCIÓN: Padre Tosca 3, Valencia. Tlf: 96 391 18 61

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