«Tomar cordero en Sepúlveda es comerse a un poeta lírico». Así describía Edgar Neville la delicadeza y ternura de un ejemplar de hijo de oveja del que dió cuenta…
«Tomar cordero en Sepúlveda es comerse a un poeta lírico». Así describía Edgar Neville la delicadeza y ternura de un ejemplar de hijo de oveja del que dió cuenta…