Los vinos de TRUS y Niverius / Foto: Palacios Vinoteca
Los vinos de TRUS y Niverius / Foto: Palacios Vinoteca

La madera es la protagonista indiscutible de los nuevos vinos de las bodegas Trus (Ribera del Duero) y Nivarius (Rioja), de Palacios Vinoteca, que no tienen contacto con otro material que no sea el roble francés hasta que llegan a la botella, algo poco usual en grandes producciones, que suelen utilizar grandes tinas metálicas antes de la crianza en barrica.

En una cata de cuatro de sus vinos (Nivarius Blanco 2012, TRUS Roble Tinto 2011, TRUS Crianza Tinto 2010 y TRUS Reserva Tinto 2005) celebrada en Madrid, el enólogo Juan Carlos Martínez, director técnico del grupo, explicó a los medios especializados su apuesta por hacer unos vinos «personales y diferentes», algo que consiguen con la crianza 100% en roble francés y su renuncia a levaduras «ni seleccionadas ni comerciales». Completa el «punto de personalidad» de estos vinos que, al menos en el caso de crianzas y reservas, no están estabilizados con frío.

Por su parte, Luciano Herrera, director comercial de Palacios, explicó las líneas maestras de la estrategia del grupo y destacó especialmente su apuesta por bodegas Nivarius, una bodega situada en Rioja «y hecha exclusivamente para vinos blancos» como el tempranillo blanco 2012 que presentaron en la cata, celebrada en la Vinoteca Emele de Madrid (C/Ferraz, 15).

Lo cierto es que el Nivarius Blanco 2012 (12-14 euros, tempranillo blanco y viura) es un vino muy conseguido. De tono pajizo pálido y 14 grados de alcohol, en nariz se aprecia fruta fresca y algo de miel, aunque con notas apagadas, y en boca es un vino redondo, estructurado, con notas ácidas y matices salinos que hacen dudar de que se trate de un Rioja.

Pasando ya a las bodegas TRUS, el joven, TRUS Roble Tinto 2011 (7-10 euros), se nos presenta como un vino denso, con capa, con un punto amoratado. En nariz surgen enseguida suaves notas de vainilla y tofee, por el tostado de la barrica. En boca es un vino fácil de beber, ideal para tapear, aunque tampoco resulte espectacular.

Por su parte, el crianza, de 2010 (16-18 euros), hecho a partir de uvas de tinto fino, está muy conseguido, hasta el punto de que por momentos parece más bien un reserva. Con mucha capa y matices de ciruela, en nariz presenta notas de caramelo y frutos secos muy agradables y delicadas, mientras que en boca aparece el regaliz. Se trata de un vino muy equilibrado muy apropiado para acompañar la comida.

Por último, el Reserva 2005 (23-30 euros) presenta una paleta aromática mucho más amplia, con avellanas, caramelo, orejones, higos e incluso cueros. Vendimiado el 15 de septiembre, está calificado como gran reserva y en boca salen notas de chocolate y especias. Un vino muy interesante, aunque en esa franja de precios cuenta con demasiados competidores cuyas cualidades no se quedan atrás.

Vinoteca Palacios cuenta con 150 hectáreas de viñedos en las dos denominaciones de origen españolas más renombradas, con una producción global de entre 200.000 y 300.000 botellas. Venden en 32 países además de en España y han lanzado una cerveza artesana, Ceriux.

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