Ni Celler de Can Roca, ni Mugaritz, ni Arzak que valgan… la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo, confeccionada por la revista británica “Restaurant”, “es una vacilada total”. O al menos así lo piensa Martín Berasategui, que lleva un par de días despachándose a gusto con los responsables de este ‘ranking’ gastronómico.
Berasategui, uno de nuestros guipuzcoanos más internacionales, no da crédito a la clasificación porque, a su entender, los organizadores “no tienen ni un euro de presupuesto” y sin dinero, difícilmente se puede poner nota a los restaurantes de mayor renombre que se encuentran repartidos a lo largo y ancho del planeta. “Para visitar los restaurantes necesitas taxis, trenes, aviones pasaportes, hoteles. Y si no tienes dinero ¿con qué?”, se pregunta.
El episodio tiene cierto aire de trifulca de Siglo de Oro. Cultistas contra Culteranistas, o mejor dicho, los de la guía ‘Michelín’ contra los de la lista ‘Restaurant’. El de Martín Berasategui tiene siete de las ansiadas estrellas, pero en la lista británica se ha quedado en el 67. El año pasado, dice, también criticó la clasificación, cuando obtuvo un puesto algo más aseado, el 29, aunque también por debajo del top ten.
A Martín Berasategui no le preocupan los puestos, aunque despliega su verbo sonoro “para que los jóvenes chefs no pierdan la ilusión” por culpa de este certamen: “La mentira de la primavera”, “una operación de marketing interesada”, “tienen el voto condicionado y ellos se lo guisan y se lo comen”, “montaje”, “patraña”…
“Lo que me preocupa es el trabajo que les doy porque no aguantan que tenga siete estrellas Michelín y que sea el cocinero de España con más estrellas de toda la historia”, señala a la Cadena Ser, chinchando y con cierto tono mordaz.
Al parecer, “el jefe de toda esta cuchipanda” es Rafael Ansón presidente de la Real Academia de Gastronomía que, según el supuesto cocinero desairado, hace más de diez años que no va a restaurantes como el Aquelarre, el Zuberoa o sin ir más lejos, el Martín Berasategui.
Pero el cocinero guipuzcoano no se quedará quieto ni dejará pasar la afrenta. De hecho, avisa que luchará “con mucho garrote” para que los jóvenes cocineros sepan que pueden triunfar ajenos a “estos circos” y contra “estas zarzas, oscuras y sucias, y que no tienen que ver con la verdadera cocina”. Palabra de Martín Berasategui o “la mentira de la primavera”.