La industria cárnica europea salió en tromba este lunes contra la decisión de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de Salud (OMS) de incluir la charcutería y, en general, la carne procesada, dentro de su “grupo 1” de elementos carcinógenos, donde se encuentran, entre otros, el tabaco y el amianto.
Tras “rechazar enérgicamente” esta decisión, los productores de carne europeos, englobados en la Federación Europea de Asociaciones de Industrias de la Carne (CLITRAVI), aseguraron que la clasificación de la carne procesada como producto “cancerígeno para los humanos” se ha decidido “tras un programa de identificación de peligros que no incluye evaluación de riesgos”. “Esto significa que no ha tenido en cuenta la exposición real a las sustancias con relación a su potencial para causar cáncer”, añade la patronal, que engloba también a la española CONFECARNE.
En un duro comunicado, la industria cárnica asevera, en primer lugar, que “existe amplia evidencia científica que demuestra los beneficios del consumo de carne dentro de una dieta saludable”, y añade, por otra parte, que “es inadecuado atribuir a un factor individual un mayor riesgo de cáncer”, una cuestión esta “muy compleja y que depende de una combinación de factores como la edad, genética, dieta, medio ambiente y estilo de vida”.
LA RIQUEZA NUTRICIONAL DE LA CARNE
Los productores de carne recuerdan que sus productos “son una extraordinaria fuente de proteínas de alto valor biológico, así como una gran fuente de aminoácidos esenciales; de vitaminas del grupo B, como la vitamina B12 que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmune y de minerales como el hierro, que ayuda a reducir el cansancio”.
Asimismo, la patronal deja claro que el “riesgo relativo” de la carne a la hora de elevar el riesgo de cáncer es menor que el atribuido a “otros factores de riesgo” como las enfermedades del colon, la obesidad o el sobrepeso y el tabaquismo, entre otros; y asegura que el consumo real de carne y productos cárnicos en la Unión Europea es de 24 gramos diarios de media, muy por debajo por tanto de “lo que podría considerarse como ingesta diaria alta (más de 50 gramos al día).
Por último, la industria de la carne europea aconseja “mantener el actual consumo promedio de carnes y productos cárnicos, ya que como con cualquier otro alimento, un consumo excesivo nunca es apropiado”.