El champagne francés es uno de los vinos más apreciados del mundo, y aunque su consumo se dispara en Navidad merece la pena hacer un esfuerzo y tratar de disfrutar de sus encantos durante todo el año. No obstante, coincidiendo con la proximidad de las fiestas navideñas, la marca Louis Roederer ha recopilado las que a su juicio son las seis claves principales para poder disfrutar de este maravilloso vino en todo su esplendor, a las que Actualidad Gastronómica se ha tomado la libertad de añadir una séptima. Son las siguientes:
1) Mantener la temperatura constante en todo el proceso de transporte y almacenaje. El champagne, como cualquier vino de calidad, sufre mucho con los cambios bruscos de temperatura desde la bodega hasta llegar al consumidor final. Una vez en casa, si no se dispone de bodega o cava electrónica, hay que quardarlo en un sitio sin cambios drásticos de temperatura.
2) Temperatura de servicio adecuada. Louis Roederer recomienda mantener el vino a siete grados desde unas tres horas antes de servirlo. Si no es posible, lo mejor es meterlo en una bolsa con hielo y agua durante 20 minutos antes de beberlo.
3) El descorche ideal. Nada de utilizar el tapón como si se tratara de un obús del cañón Bertha en plena guerra mundial; el descorche debe ser cuidadoso y discreto. Para ello nada mejor que mantener siempre un dedo sobre el tapón, desenroscando el alambre pero sin quitarlo. Según Louis Roederer, esto es importante porque el alambre aporta sujeción e impide que el corcho resbale en la mano. Seguidamente, se inclina la botella unos 45 grados mientras se sujeta el corcho con la mano izquierda (si se es diestro) y se gira la botella con la mano derecha, siendo mucho más fácil de abrir de esta forma. «No debe encararse el cuello de la botella hacia los invitados, sino que debe ser descorchada debidamente con discreción, sin golpes ni sonidos fuertes», insisten desde la marca.
4) El servicio, por la derecha. Es una cuestión de protocolo: el champagne se sirve por el lado derecho del comensal, girando ligeramente la muñeca cuando se esté terminando de servir, para evitar que la botella gotee. ¿Qué pasaría si se opta por la izquierda? La marca no lo dice, pero es evidente que seguramente nada, así que es posible que esta regla admita sus excepciones.
5) Usar cubitera. Teniendo en cuenta que la botella va a permanecer en la mesa durante un rato hasta que dé el último suspiro, lo mejor es preparar una cubitera llenándola con dos tercios de agua y añadiendo cubitos de hielo, dejando un margen de 10 centímetros hasta el borde. En el caso de que metamos una botella que venga de temperatura ambiente, podemos añadir un poco de sal a la cubitera para acelerar el proceso de enfriamiento. Con el champagne no es recomendable utilizar el congelador.
6) La estética. El champagne, para apreciarse bien, debe tomarse en un marco adecuado, servirse en buen cristal y rodearse de una mantelería y cubertería de calidad.
y 7) Un buen maridaje. Aunque no lo dicen de forma explícita en Louis Roederer, resulta evidente que no es igual beber un buen champagne acompañado de chopped de pavo (con todos mis respetos por los adeptos de este embutido) que con otros alimentos que mariden mejor con este vino. Todos pensamos, claro, en fresas o caviar ruso, pero no hay que olvidar que los quesos y la mayoría de los mariscos y pescados son también excelentes compañeros de viaje para esta maravilla francesa.