Patatas y McNuggets de McDonald's/Foto:Link 576

Uno podría pensar que un McNugget de McDonald’s es un producto que sabe igual aquí y allá; algo que representa para el amante de la comida rápida un referente de estabilidad en materia de texturas y sabores. Pero no; parece que en el caso de la comida rápida la imagen de marca es eso, una imagen, y que existen notables diferencias entre productos que se llaman igual. El McNugget, por ejemplo, lleva en Canadá un contenido en sal dos veces y media superior (1,5 gramos por cada 100 gramos) al que incluye en los McDonalds del Reino Unido (0,6 gramos).

Y no es el único caso, ya que según un reciente estudio publicado por la revista de la Asociación Médica Canadiense los niveles de sal de numerosos artículos de la llamada comida rápida varían de forma significativa de unos países a otros, lo que a su vez tiene una traducción directa en el impacto para la salud de los consumidores de distintos lugares. Para los autores del trabajo, además, estas diferencias demuestran que los argumentos de la industria que apelan a la dificutad técnica para reducir los niveles de sal en sus productos no son creíbles.

Los autores del estudio, un equipo de investigadores de Australia, Canada, Francia, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos analizaron el contenido en sal de 2.124 productos de seis grandes compañías de comida rápida (Burger King, Domino’s Pizza, Kentucky Fried Chicken, McDonald’s, Pizza Hut y Subway), entre desayunos, patatas fritas, sandwiches, hamburguesas, etcétera. Tras su análisis descubrieron que había importantes variaciones entre países en lo que se refiere al contenido en sal de los productos, y en general comprobaron que la comida rápida que se sirve en Canadá y Estados Unidos tiene bastante más sal que la disponible en el Reino Unido y Francia.

«En Canadá las empresas aseguran que trabajan para reducir los niveles de sodio pero la elevada presencia de sal en sus productos demuestra que sus esfuerzos no están funcionando«, señala Norman Campbell, de la Universidad de Calgary, uno de los autores de la investigación. «Estos altos niveles de sal demuestran en realidad el fracaso de las autoridades a la hora de confiar la reducción de los niveles de sodio únicamente a las propias empresas», añade el investigador, que cree que la industria necesita cierta ayudita en forma de medidas regulatorias para creerse el objetivo de hacer sus productos menos salados y, por tanto, más saludables.

Los autores recuerdan que tomar demasiada sal es causa de hipertensión, y que reducir los niveles de sodio rebajaría asimismo las tasas de mortalidad.

 

 

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