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Una vez más, la comida rápida vuelve a estar en tela de juicio por sus implicaciones negativas en la salud. Un nuevo estudio internacional concluye que la ingesta de tres o más porciones semanales de fast-food está vinculada con la gravedad del asma alérgico, el eccema y la rinitis en niños en el mundo desarrollado.

Según la investigación, publicada en la revista ‘Thorax’ y realizada a raíz de datos de más de 319.000 niños de entre 13 y 14 años de 107 centros de 51 países, y más  de 181.000 de 6 y 7 años de 64 centros de 31 países, comer esas cantidades a la semana se relaciona con un 39 por ciento más de riesgo de asma grave entre los adolescentes y un 27 por ciento más de riesgo entre los niños, así como un incremento de la gravedad de la rinitis y el eccema, en general.

De hecho, se asoció con los síntomas actuales y graves de las tres condiciones entre los adolescentes, en todos los centros de los países participantes, independientemente del sexo o los niveles de riqueza. El patrón de los niños fue menos claro, pero una dieta de comida rápida se relacionó todavía con síntomas en todos los centros, excepto para el eccema y los países más pobres, a excepción del asma y asma grave, diferencia que podría tener que ver con el hecho de que los niños tienen menos opciones acerca de la elección de alimentos.

«Si la asociación entre la comida rápida y la prevalencia de síntomas de asma, rinoconjuntivitis y eccema es causal, los resultados tienen gran importancia para la salud pública debido al aumento del consumo de comida rápida a nivel mundial», afirman los autores. Por el contrario, la fruta pareció ser protectora en ambos grupos de edad en las tres condiciones alérgicas entre los niños y para sibilancias y rinitis graves entre los adolescentes. Comer tres o más porciones por semana se asoció con una reducción en la gravedad de los síntomas de entre el 11 y el 14 por ciento entre los adolescentes y los niños, respectivamente.

Los autores sugieren que hay explicaciones plausibles de los resultados: la comida rápida contiene altos niveles de ácidos grasos saturados y trans, que se sabe que afectan la inmunidad, mientras que la fruta es rica en antioxidantes y otros compuestos beneficiosos. No obstante, los investigadores destacan que sus resultados no prueban una relación causa-efecto, pero sí llaman a una investigación adicional.

 

 

 

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