Este pasado fin de semana un equipo de Actualidad Gastronómica se acercó a la localidad de Guadarrama, pueblo situado en el noroeste de Madrid, a los pies de la sierra del mismo nombre, que ayer concluyó su I Ruta de Pinchos. Un total de 16 establecimientos participaron en esta iniciativa que pretende fomentar la ya prestigiosa gastronomía del municipio.
Y es que Guadarrama se ha convertido en un paraíso gastronómico para los paladares más exigentes de Madrid y alrededores. Así, no es extraño que alguien cite a Sala como el establecimiento que mejores gambas ofrece en pleno centro de la península, o a La Chimenea como el templo de las más exquisitas carnes que se pueden degustar en esta comunidad autónoma.
Desde hace algún tiempo, Guadarrama está desarrollando iniciativas para consolidarse como destino gastronómico que ofrece materias primas de calidad, como su carne con denominación de origen (Carnes de la Sierra de Guadarrama), y elaboraciones típicas de las gastronomías gallega, vasca, asturiana y, por supuesto, madrileña. A eventos como la “Primavera Gastronómica”, los pasados meses de mayo y junio, o “Deliciosa Sierra”, que del 11 al 13 de mayo maridó gastronomía y arte, se le unió del 10 al 19 de agosto pasados la I Ruta de Pinchos Guadarrama 2012.
Los 16 establecimientos participantes en esta iniciativa ofrecían un pincho especialidad de la casa al precio de 2 euros. El que quisiera concursar debía consumir al menos en seis de los locales participantes y reunir en su “pasaporte” (una hoja con imágenes de los pinchos ofrecidos) los sellos de los establecimientos. Los premios: un vale de 20 euros para consumir en cada uno de los 16 locales; un vale de 10 euros en cada uno de los establecimientos y una cesta valorada en 90 euros. Los premiados se conocerán el próximo día 23 de agosto.
El equipo de Ag, como no podía ser de otra manera, hizo su particular recorrido por seis de estos locales y quedó maravillado con el pincho ofrecido por el Mesón La Torre, un establecimiento difícil de encontrar y que, como nos decía su dueño, cuenta con una clientela fiel desde hace 30 años. Un solomillo de cerdo con champiñón en salsa de pimientos del piquillo fue su ganadora propuesta.
Mención especial mereció, en nuestra humilde opinión, el filete de lomo empanado con láminas de berenjena y con cobertura de queso Cabrales del Mesón Airiños, o el pimiento de piquillo relleno de txangurro sobre base de torta con aceite de oliva que ofreció el Restaurante Valladolid.
Otro pincho más atrevido, como el paté de pato con mango en almíbar y reducción de vinagre de Módena de frambuesa y azúcar moreno tostado, de Casa Pozas Tartajo, no nos terminó de convencer por su exceso de azúcar, aunque se agradecen las ganas de innovar de los responsables de este establecimiento. En el capítulo de decepciones figura la sidrería asturiana Casa Chimo, cuya torrija de queso de cabra envuelta en cecina (¡y servida fría!) no cumplió las expectativas.
En cualquier caso, iniciativas de este tipo sirven para que los visitantes esporádicos de esta bella localidad madrileña amplíen su abanico de propuestas a la hora de escoger un sitio donde sentarse a comer a los pies de la Sierra de Guadarrama.