Una investigación realizada por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria alerta de que algunos de los quesos de venta habitual en supermercados superan los niveles de contaminantes recomendados por la Unión Europea, según las conclusiones del estudio, que analizó 61 marcas de este producto. Los científicos detectaron que la concentración de contaminantes organoclorados en algunas de las marcas estudiadas es «superior» a lo que permite la legislación europea, por lo que recomiendan vigilar los bifenilos policlorados al ser cancerígenos.
Se trata de marcas «de quesos orgánicos», según explican los responsables del Grupo de Investigación en Medio Ambiente y Salud (Unidad de Toxicología) de la universidad canaria, los doctores Luis Domínguez-Boada y Octavio Pérez-Luzardo, autores de la investigación publicada en la revista ‘Food and Chemical Toxicology’.
En la actualidad la recomendación es «no superar los tres picogramos WHO-TEQ, medida de toxicidad promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de este contaminante por gramo de grasa del queso«, pero «en algunas muestras se han detectado hasta 76 picogramos WHO-TEQ por grama de alimento», indican los autores de la investigación, tal y como recoge la plataforma científica SINC.
La OMS recomienda que la ingesta diaria tolerable «sea inferior a dos picogramos WHO-TEQ de dioxinas y análogos por kilogramo de peso corporal». «Si se consumen las marcas de queso más contaminadas se podría superar esa cantidad y, por tanto, aumentar la probabilidad de sufrir efectos perjudiciales para la salud«, advierte el doctor Domínguez-Boada, quien señala que el consumo elevado «puede producir cáncer y mutaciones en el ADN», además de provocar disrupción endocrina.
Según este experto, estos motivos y el hecho de que esos contaminantes, que llegan a los alimentos a través de los pesticidas y las emisiones contaminantes de la industria, sean diabetogénicos y obesogénicos, «pueden afectar negativamente al metabolismo y elevar el riesgo de padecer diabetes y obesidad». Por ello, los autores recomiendan evaluar la presencia de estas sustancias tóxicas en el medio ambiente y establecer medidas de control.