A la Brasería Puesta de Sol de Huelva ya se la conoce como el restaurante solidario. Una rara avis en el panorama hostelero español por llevar a cabo una magnífica iniciativa en los duros tiempos que corren: dar de comer gratis a familias en paro, que es lo que hicieron de lunes a jueves durante el mes de febrero. Y tras esta satisfactoria experiencia han decidido prorrogarla indefinidamente con tres familias, a las que seguirán dando de comer diariamente hasta que su situación cambie. Nos hemos puesto en contacto con José Manuel García Vargas, dueño del restaurante junto a su mujer, Verónica Garrido, que nos ha explicado los orígenes de esta idea y la satisfacción que sienten por haber aportado “un rayito de luz” a tantas familias.
¿Cómo surgió la idea de dar de comer a familias en paro?
La idea surge de la impotencia de ver a personas que hasta hace muy poco vivían normalmente, como cualquier familia estable, buscando comida en los contenedores o esperando que los supermercados tiraran sus productos caducados para recogerlos. Pensamos que si vivir bajo un techo es un derecho fundamental, el derecho a comer es muchísimo más importante si cabe.
Siempre habrá algún malpensado que diga que seguro que el restaurante no iba muy bien y que habéis hecho esto para daros publicidad…
Mis clientes saben que se me doblan los dos salones y se me triplican algunas veces, nos defendemos bastante bien. De ahí la condición de que vinieran a comer a partir de las 15.30, antes me sería imposible. Pero entiendo que alguien lo pudiera pensar, vivimos en una sociedad en la que poca gente hace algo sin esperar nada a cambio. Nosotros sabemos que lo hemos hecho con el corazón y eso es lo que importa. En ningún momento esperábamos que esto hubiera tenido esta repercusión tan grande en los medios, y lo que verdaderamente esperamos es que más gente se sume a este tipo de iniciativas.
Creo recordar que en los primeros días de la puesta en marcha de la iniciativa sobraron tickets, ¿no?
Si, es cierto… Costó mucho que la gente se acercara a pedir los tickets, fue como si no se lo creyeran o por vergüenza. Pero bueno, poco a poco la gente se iba acercando. Además, le pedimos a un comedor social de la zona que no da abasto que nos mandara gente. Lo que sí pudimos comprobar es que nos pedían que se lo pusiéramos para llevar, y así lo hicimos… la gran mayoría de las comidas las pusimos de esa manera y se daban todas las comidas ofertadas casi todos los días.
¿Qué balance hacéis?
Poco gasto para tanta satisfacción.
¿Alguna historia de las familias que han acudido a comer que os haya sorprendido y/o emocionado?
La verdad es que no preguntamos, somos muy discretos con ellos y los tratamos como si fueran clientes “de pago”. Nadie tiene por que saber en la situación en la que están si ellos no quieren, tiene que ser muy duro pasar por eso. Si es cierto que ya con el tiempo que llevamos dándoles de comer, ellos mismos nos cuentan cosas como que deben muchas cuotas de comunidad, o que la casa se les cae a pedazos.
¿Qué os movió a prorrogar la iniciativa con tres familias, a las que daréis de comer de manera indefinida hasta que su situación cambie?
Pues porque han sido las únicas familias que han ido a comer diario a pesar de las inclemencias del tiempo. Encima vienen de lejos de la zona, al contrario que las demás familias que fueron a comer días esporádicos e iban rotando. Después de darles de comer casi todos los días del mes de febrero y escucharles decir que esto era un rayito de luz, no podíamos abandonarlos.
Ya os conocen como el “restaurante solidario”. ¿Qué os parece?
Pues que eso es mucho decir, no creemos que sea para tanto. Sólo hemos intentado ayudar un poco y, sobre todo, que cambie un poco la actitud de la gente. Que nos ayudemos un poquito entre todos y no seamos tan egoístas.
Para alguien que no lo conozca, ¿qué se puede encontrar en la Brasería Puesta de Sol?
Además del menú a cinco euros, tenemos una carta de lo más variada y económica. Creo que tenemos 138 productos, desde varios tipos de patatas con salsas o gratinadas, tapas, montaditos, ensaladas, muchísimos entrantes, carnes a la brasa y “pescaito” de nuestra costa.
¿Y es posible ganar dinero con menús tan baratos?
¿Te digo un secreto? No se gana dinero, no (risas). Como se suele decir, vamos tirando. Trabajamos mucho para poder tener ese precio con una calidad de productos excelente. Conseguimos pescado fresco visitando la lonja a diario. Los postres los hacemos caseros matando así dos pájaros de un tiro, nos sale más económico y muchísimo más rico que uno industrial. Pero siempre se dijo que en vender va la ganancia.
¿Creéis que más restaurantes deberían llevar a cabo iniciativas como la vuestra?
Es nuestra intención, no solo restaurantes, cualquiera puede pensar en cómo ayudar con las herramientas con las que cuente, ya que los que deben hacer algo, no lo hacen. Ellos están bien como están, pero eso no quita que, como no nos corresponde, miremos para otro lado. Creemos que nunca nos puede pasar algo así, pero nos puede tocar a cualquiera. Y si cualquier día me tocara, me gustaría que hubiera alguien que me ayudara por lo menos en lo más básico, que es comer.