“Sois el futuro de nuestra cocina”. Con estas palabras dio la bienvenida el chef Pepe Rodríguez a los 16 niños de entre 8 y 12 años participantes en la primera edición española de Masterchef Junior, un formato que, si bien reproduce los usos y maneras de su hermano mayor, resulta en general bastante más amable y divertido que el Masterchef de adultos.
La naturalidad de los pequeños aspirantes, y de sus gestos y expresiones, es la gran baza de este formato para conquistar a la audiencia, algo que conseguirá sin duda gracias a las pruebas grupales y, sobre todo, a la prueba de parejas, todo un acierto de los creadores del formato.
El jurado, por su parte, ha sabido estar a la altura del reto en este primer programa, adaptándose a la idiosincrasia propia del mundo infantil y renovándose haciendo gala de un cambio de roles. Así, Pepe Rodríguez, el ‘poli malo’ del programa de los mayores, enseña su vertiente más empática con los aspirantes infantiles mientras que el perfil más duro, sin llegar a serlo, claro, parece ajustarse más a Jordi Cruz. Samantha Vallejo-Nájera, por su parte, sigue jugando un papel más o menos neutral.
El programa, como su modelo senior, está bien diseñado y excelentemente producido, logra mantener la atención del espectador, si bien con altibajos, durante prácticamente dos horas, se centra con acierto en las expresiones de los pequeños chefs, no explota en absoluto la competitividad (cuando hubiera sido lo más sencillo) y consigue el tono amable y divertido que todo programa familiar busca para triunfar.
El casting, desde luego, parece haber sido enormemente acertado, y eso que los 16 aspirantes, que no destacan tanto por sus habilidades culinarias como por su buena sintonía con la cámara y con sus compañeros, han sido elegidos de 3.000 niños que se presentaron a las pruebas.
También se puede considerar un acierto haber elegido a los integrantes de Auryn, un grupo musical bastante seguido al parecer por el público adolescente, como comensales de la prueba grupal (habiendo sido el Ejército español el jurado de la misma prueba del programa de adultos uno no sabía qué esperarse), así como las continuas referencias al reciclaje de residuos.
En la eliminación, eso sí, es posible que se hubiera podido reducir en alguna medida el caudal lacrimógeno, y más tratándose de niños, pero bueno, al fin y al cabo estamos hablando de televisión y la vida es dura, qué le vamos a hacer. También en el debe hay que reiterar que la cocina, tratándose de un programa centrado precisamente en la cocina, debería estar más presente, al menos en forma de consejos a los aspirantes que pueda aprovechar toda la audiencia, pero bueno, al fin y al cabo, como ocurre con la objeción anterior, estamos hablando de televisión.
EL ‘MISTERIO VAQUERIZO’
Sin embargo, hay un ingrediente de este primer capítulo de Masterchef Junior que ha sobrado claramente, y más si hablamos de cocina y televisión. ¿Qué oscuras e ignotas razones (al menos para gran parte de la humanidad) han llevado a los responsables del programa a pasear sin motivo alguno a Mario Vaquerizo por el plató de Masterchef Junior? ¿De verdad era necesario? ¿Es una prueba diabólica para ver de qué pasta están hechos los pequeños aspirantes? ¿Vaquerizo se ha hecho chef en secreto y no nos hemos enterado?
Es posible que en próximas ediciones se desvele el misterio de Vaquerizo, pero mientras nos quedaremos con los aspectos positivos del programa, que han sido muchos y variados, y que seguro que llevarán a Masterchef Junior a emular a su antecesor adulto en lo único que importa en televisión: la audiencia.
He visto el programa con la certeza de que sería un estímulo para la participación de los chicos en un mundo donde están solo de visita. Me ha decepcionado. No ha podido ser más antipedagógico. La presencia de ese señor de luengos cabellos negros, deplorable. No sé qué hacía ahí. Respecto del caudal lacrimógeno, pues…
Señores de la televisión: no podemos usar a los chicos como mero instrumento promocional. Seguramente si hubieran contratado un maestro habría sido una verdadera fiesta.
Primera impresión del programa mientras avanza y sus grandiosos participantes se van ganando el cariño y la admiración dentó de mi hogar…
El programa transcurre dentro de una burbuja de transparencia, inocencia, humildad, compañerismo… Valores perdidos en la actualidad y más en programas de competición !. Todo el contenido y realización perfectamente sincronizados …. Llega el fin ! Y entra ese plato de mal gusto, ese plato de cantina de carretera, que hasta los niños se han quedado con cara de » WHAT THAT FUCK!!!»… A quién se le ocurre hacer una broma de tan pésimo gusto!? , como se «premia» a un niño con la visita sorpresa de tan nefasto personaje !?….
Es tan poco ético imponer a este personaje ante las miradas de los niños . Es como sí a tus hijos los haces ver películas bélicas o pornográficas !. Es un atentado a su infancia, un mal ejemplo, cualquiera de los niños podría mantener una charla consecuente, con fundamentos durante al menos una hora. Cualquiera de estos niños hablaría con más madurez referente a temas de la actualidad…. Estamos ante un claro ejemplo, que la evolución humana solo ha llegado a unos pocos, los Neanderthales aún habitan entre nosotros! Y mucho peor aún!… Estos vienes cargados de vicios y ambigüedades…. Simplemente nefasto!. La producción a quién va a llevar los siguientes capítulos ?….. A Belén Esteban / Carmen De Mairena ………..
Tras ver el programa emitido el día 23.12.2013, queremos exponer dos opiniones:
1ª.- No estamos de acuerdo con algunas normas del concurso, que pueden resultar inadecuadas para las edades de los participantes en el mismo.
2ª.- La presencia de individuos como el invitado de ayer, es innecesaria, especialmente por la conducta habitual de un personajillo que no es precisamente un ejemplo de virtudes. Salvo que se considere como tal, el consumo de cerveza.
Conclusión: Un sobresaliente para los participantes en el programa, porque le han puesto voluntad y ánimo por hacer una buena labor, y un suspenso para quienes tuvieron la «idea» de invitar a un elemento que no representa nada ni a nadie.
Infogauda