Por Lina Pérez
Con motivo del Día Internacional de la Diabetes, queremos hacer un poco ‘más dulce’ este día para todos los afectados por esta dolencia. Eso sí, sin azúcar. Y es que la diabetes es una enfermedad provocada por la elevación de la glucosa en sangre, que se produce por deficiencias en la secreción de insulina por el páncreas. Así que ingerir azúcar por un diabético se convierte en ‘pecado’.
Pero ser diabético no tiene por qué estar reñido con una dieta creativa, divertida y, por qué no, dulce. Los edulcorantes juegan un papel fundamental en la vida de un diabético. Con tener cuidado con los azúcares que se ingieren, y más concretamente con los hidratos de carbono (ojo con ellos), además de una dieta saludable y un poco de ejercicio, esta enfermedad puede ser muy llevadera.
Pero primero debemos diferenciar los tipos de diabetes: el tipo 1 y el 2. Mientras que este último es estacional (con origen en el embarazo, por obesidad o en los más mayores), los de tipo 1 se caracterizan por ser una dolencia crónica que exige de insulina inyectable de por vida.
Y en ambos casos, aunque con matices, se recomienda una dieta saludable y tener especial cuidado con los alimentos con alto índice glucémico (elevan el índice de glucosa en sangre). Sólo hay que tener en cuenta algunas pautas.
Ahí va el Decálogo de Ag para el Buen Diabético:
- Excluir el azúcar de la dieta. En su lugar recurrir al edulcorante. Los hay artificiales y también naturales, como la stevia. Se convertirá en el gran amigo del diabético, le acompañará todo el día. Por descontado hay que huir de la bollería industrial, pero no significa que no se vuelva a disfrutar de un pastel. Como decimos, el edulcorante le permitirá disfrutar de deliciosos postres.
- Ponderar los hidratos de carbono que se ingieren, sobre todo aquellos con alto índice glucémico (azúcares, arroces, pastas, cereales…)
- Abandonar los fritos por los hervidos y asados al horno. Y es que la forma en la que se cocine los alimentos es muy importante.
- Prima ‘el verde’ en tus comidas. Las verduras y ensaladas no pueden faltar en el menú. Además de aportar muchas vitaminas y minerales, incorporan fibra.
- Sustituye los lácteos grasos por los desnatados, especialmente si se tiene un colesterol elevado. Así se evitará la ingesta de grasas.
- Evita las bebidas azucaradas y el alcohol. Aunque el vino es saludable y los médicos permiten una copa al día.
- Por supuesto, prohibido el tabaco. Adiós al cigarrito de después de las comidas.
- Se recomienda realizar cinco comidas al día, con un pequeño tentempié antes de acostarse. Lo ideal es ingerir antes de ir a la cama un vaso de leche (200ml) o un yogur, si eres de los que te tienes que inyectar insulina.
- Ojo con la ingesta de fruta. Es sumamente recomendable y tiene que estar muy presente en la dieta, pero no hay que olvidar que tiene fructosa, que se acaba convirtiendo en azúcar.
- Hacer ejercicio. Para cerrar nuestro decálogo, recomendamos que se apropien de unas cómodas zapatillas para hacer deporte. Andar después de las comidas es muy saludable porque facilita la reducción del índice de azúcares en sangre de una forma natural y muy beneficiosa.
Éstas son algunas de las reglas de oro para un diabético. Pero no hay que desesperar, cumplirlas a rajatabla no tiene por qué ser aburrido. Siempre hay ‘truquitos’ para que tu dieta sea lo más parecida a la que se solía comer antes del diagnóstico diabético. Sólo hay que saber jugar con los alimentos, sustituir los ingredientes por otros que aporten un menor índice glucémico, y aprender a conocer y cuantificar lo que se come.
Por ejemplo, un diabético no tiene por qué dejar la pizza en esas noches que uno se reserva para comer ‘guarrerías’ viendo la televisión acurrucado en su sofá. O para cuando queda con los amigos para seguir algún partido o campeonato deportivo. Eso sí, mucho mejor si es casera.
Es mejor hacer uno mismo la masa, optar por harinas integrales y sustituir la grasienta mozzarella por queso de Burgos. El tomate, que sea casero, ya que el industrial (sea de lata o en brick) contiene azúcar. ¿Cómo se puede hacer? Primero freír el tomate natural con poco aceite de oliva, añadir un poco de sal y, para quitar la acidez, recurrir a edulcorante en polvo. Y ya está. Se obtendrá un rico tomate nada envidiable al corriente o, incluso, mejor si se tiene destreza en la mezcla. Y ya sólo faltan los toppings, se podrá echar mano de los embutidos bajos en grasa: Jamón cocido, pavo, pollo, lacón o lomo embuchado, pero sin abusar.
Para todos los diabéticos, desde Actualidad Gastronómica sólo queremos decirles en su día que es posible disfrutar de la comida aunque se padezca esta enfermedad. ¡Que la falta de azúcar no os quite la alegría!
Foto: Pink Sherbet Photography via photopin cc
Los consejos que dais, valen para cualquiera que quiera mantener una dieta variada y saludable, sobre todo con los fritos. Me alegro que quien padece esta enfermedad no se vea marginado por completo al sentarse a la mesa.