Una nueva investigación sugiere que un mayor consumo de alimentos coloridos que contienen carotenoides, especialmente betacaroteno y luteína, es decir, frutas y verduras de color naranja brillante, rojo o amarillo, pueden prevenir o retrasar la aparición de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Por el contrario, la investigación, realizada por expertos de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), encontró que las dietas ricas en licopeno, betacriptoxantina y vitamina C no redujeron el riesgo de ELA.
Estudios previos indican que el estrés oxidativo juega un papel en el desarrollo de la esclerosis lateral amiotrófica y otras investigaciones han demostrado que los individuos con alto consumo de antioxidantes, tales como vitamina E, tienen un riesgo reducido de la enfermedad, por lo que, dado que la vitamina C o los carotenoides son también antioxidantes, los autores de este análisis, publicado en la revista ‘Annals of Neurology’, examinaron su relación con el riesgo de ELA.
Utilizando datos de cinco grupos potenciales de distintos estudios, los investigadores analizaron a más de un millón de participantes en esta invesigación, para la que se identificaron un total de 1.093 casos de ELA después de excluir a los sujetos con un consumo de estos alimentos poco probable. El equipo encontró que una mayor ingesta de carotenoides totales se relacionó con un menor riesgo de esclerosis lateral amiotrófica.
Así, las personas que consumen más carotenoides en su dieta eran más propensas a hacer ejercicio y los sujetos con dietas ricas en betacaroteno y luteína, que se encuentran en las verduras de color verde, tenían un riesgo menor de esclerosis lateral amiotrófica, pero los autores del estudio no detectaron que el licopeno, la betacriptoxantina y la vitamina C rebajaran el riesgo de desarrollar la enfermedad y que, a largo plazo, el consumo de suplementos de vitamina C no se asociaba con un menor riesgo de ELA.
La ELA es una enfermedad neurológica progresiva que ataca a las células nerviosas (neuronas) en el cerebro y la médula espinal, que controlan los músculos voluntarios, y como las neuronas motoras superiores e inferiores degeneran, los músculos que controlan se debilitan gradualmente y se desgastan, lo que lleva a la parálisis.
«Es una enfermedad degenerativa devastadora que generalmente se desarrolla entre los 40 y 70 años, y afecta más a hombres que a mujeres«, dijo el autor principal de la investigación, el doctor Alberto Ascherio, profesor de Epidemiología y Nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en Boston, quien subraya la importancia de comprender el impacto del consumo de alimentos en el desarrollo de la ELA
El doctor Ascherio concluye: «Nuestros hallazgos sugieren que el consumo de alimentos ricos en carotenoides puede ayudar a prevenir o retrasar la aparición de la ELA. Se neceistan análisis adicionales sobre los alimentos para examinar el impacto de los nutrientes de la dieta en la ELA».