Este noviembre se celebró en el Museo del Ferrocarril de Madrid el II Salón de las Estrellas organizado por la Guía Peñín. Por allí estuvo Ag para disfrutar e informar de una cata muy original que emplea la expresión dramática como hilo conductor.
Bajo el título ‘Vino y Sentido’, la compañía Espiral Teatro nos propone un viaje lúdico para entender y disfrutar del vino. En palabras de Blanca Sanz, que junto a José Luis González da vida a esta experiencia, “tratamos de recuperar el espíritu de juego de cuando éramos niños».
La cata se realizó en esta ocasión en un vagón reliquia del primer tren TALGO que circuló en España y los únicos requisitos para participar fueron utilizar un antifaz negro y activar los sentidos. Los actores recrearon primero el paisaje sonoro del vino con sonidos que evocaban el Mediterráneo, la tierra, la fermentación o el descorche.
Con un velado llamamiento al ‘Carpe Diem’ y a los momentos de celebración en los que el vino siempre encuentra un lugar preferente, los actores interpretaron la primera partitura completa conocida. El epitafio helénico ‘Seikilos’ del siglo I de nuestra era cantaba: ‘Mientras vivas brilla, no estés triste en absoluto, pues la vida es breve y el tiempo exige su tributo’. Tras la canción ancestral y en orden alfabético los actores declamaron al menos 100 adjetivos aplicados al vino, entre ellos áspero, audaz, carnoso, crudo, elegante, fresco, hueco, morapio, tierno, terpénico, untuoso o vigoroso.
Llegados a este punto, en silencio y a ciegas, los participantes recibimos una copa y con ella el momento en el que el vino llegaba a los sentidos del tacto, del olfato y del gusto. Entonces comenzó la cata activa y los actores invitaron a algunos de los presentes a expresar lo que el vino les recordaba: ‘Mar’, ‘Pan’, ‘Familia’, lo subjetivo de la experiencia propició los comentarios.
Aunque no lo sabíamos el vino elegido era un cava Gran Reserva de la cosecha 2008 de Miquel Pons (Barcelona) cuyas burbujas chisporroteaban aún en nuestros oídos. Estos tímidos comentarios serían luego el origen de un poema espontáneo dedicado al vino y leído por Blanca Sanz, caracterizada de elegante y gentil viajera decimonónica y ya convertida en algo más que voz tras retirar los antifaces.
Con el sentido de la vista ya activo y para finalizar la cata, los intérpretes invitaron a los participantes a degustar un nuevo vino, en esta ocasión un tinto, que resultó ser un Memoria de Ventura Mencía del 2012 de Adega da Pinguela (Valdeorras). Mientras, la viajera del XIX hablaba de forma animada con el grupo, creando lo que Sanz denomina ‘teatro del espontáneo’ por su carácter único y exclusivo de cada una de estas catas teatralizadas.
En esta edición se han elegido los días 26 y 28 de noviembre para celebrar en Madrid y Barcelona respectivamente el II Salón de las Estrellas, donde se dan cita los vinos calificados entre 4 y 5 estrellas en la Guía Peñín de los Vinos de España 2014. En la convocatoria de Madrid han participado más de 100 bodegas.
La Guía Peñín recoge los vinos españoles con mejor relación calidad-precio, a los que clasifica entre 1 y 5 estrellas según una puntuación otorgada por expertos. Los vinos con cinco estrellas incluyen vinos que tienen entre 85 y 89 puntos en la Guía Peñín y un precio menor o igual a 5 euros, y aquellos con 90 o más puntos y precio menor o igual a 10 euros. Los vinos con cuatro estrellas tienen entre 85 y 89 puntos y un precio de entre 5 y 8 euros o bien 90 o más puntos y un precio de entre 10 y 13 euros.
El cava Gran Reserva de la cosecha 2008 de Miquel Pons (Barcelona) tiene 4 estrellas y su precio al hostelero es de 12 euros, mientras que el Memoria de Ventura Mencía del 2012 de Adega da Pinguela (Valdeorras) es un 5 estrellas que parte de un precio de 7,50 euros.