Hace ya 15 años que Carlos Latre (Castellón de la Plana, 1979) saltó a la fama gracias a sus imitaciones de distintos personajes en el programa Crónicas Marcianas. Considerado el mejor imitador del país, Latre atesora una dilatada trayectoria radiofónica y televisiva, ha destacado también como actor de doblaje e incluso ha hecho sus pinitos como articulista de prensa y escritor.
Latre, que está de gira actualmente con su espectáculo 15 Años no es nada, es un gran amante del vino y la gastronomía, y en este sentido es uno de los rostros más conocidos que hay detrás de la campaña Quien sabe beber sabe vivir, puesta en marcha por el sector vitivinícola español con la colaboración de la Unión Europea y el Gobierno para promover el consumo responsable de vino.
¿En qué se parecen el mundo del vino y el del espectáculo?
Ambos tienen términos increíblemente parecidos: la pasión, el esfuerzo, el trabajo, la dedicación, las horas, el estar siempre pensando que salga todo bien… Y desde un punto de vista personal, tanto el artista como el viticultor tratan de aportar su sello propio, con el fin de llegar al público. Al final unos y otros queremos hacer disfrutar y que la gente se lo pase bien y se olvide un momento de sus problemas.
¿Por qué cree que es tan bajo el consumo de vino entre los jóvenes en España?
Creo que hay un problema real de comunicación en el mundo del vino. No es un problema de precio porque hay botellas de tres o cuatro euros que son vinazos, y que si se comparten entre 4-5 personas salen a menos de un euro por persona. El problema es de comunicación, que no se ha inculcado que compartir una botella de vino puede ser mejor que tomarse un cubo lleno de cervezas con hielo, un producto que se ha sabido vender muy bien y es muy apetecible. El mundo del vino eso no lo ha hecho muy bien, y de hecho sigue existiendo una imagen algo elitista, en el sentido de que si no sabes decir que un vino tiene según qué notas no sabes de vino… Por eso yo reivindico que el vino tiene que estar bueno, te tiene que gustar y no te tiene que dar miedo decirlo.
¿Un público que se ha tomado una copita de vino es más receptivo con el humor?
Absolutamente sí. Siempre intento vincular mis espectáculos a la gastronomía; es más, me gustaría que se dejara comer un platito de jamón o tomar una copita de vino dentro del teatro, ya que al final todo demasiado cuadriculado. La gastronomía y el humor deben ir de la mano, se tienen que hacer más cosas en esta línea.
¿Tiene preferencia por algún tipo de vino?
Me gustan todos los vinos. Por ejemplo en los blancos me gustan mucho los vinos gallegos, los de la variedad Riesling y los Chardonnay. Además los bebo con todo porque soy muy aficionado a desmitificar eso de que el blanco sólo va con mariscos y pescados. Un Chardonnay con buena madera y estructura está absolutamente delicioso con una carne. Es cierto que debe haber algunas reglas, pero no siempre los blancos van con pescados y los tintos con carnes. En cuanto a los tintos me gusta mucho la garnacha, pero también un buen Pinot Noir.
Su nuevo espectáculo se llama 15 Años no es nada. ¿Seguro que no?
El espectáculo supone dar un paso atrás para dar dos pasos hacia adelante, es repasar lo que han sido estos 15 años para ponerme en la casilla de salida de los próximos 15.
¿Cómo ha cambiado Carlos Latre desde que se hizo popular en Crónicas Marcianas allá por 1999?
Carlos Latre ha cambiado básicamente en lo gastronómico; como mejor y bebo mucho mejor (risas).
¿Cuántos personajes es capaz de imitar?
A unos 600, incluyendo a la mayoría de los cocineros, como Ferran Adrià, Martín Berasategui, Juan Mari Arzak o Andoni Luis Aduriz. Por suerte tengo muy buena relación con el mundo de la gastronomía y siempre estoy cerca de ellos.
¿Cuál es el chef que le ha resultado más difícil de imitar?
Ferrán Adrià ha sido el más complicado porque es el más expresivo, tiene más tics… Es más complicado hacerte a su forma de hablar.