Los zumos vegetales, una opción cada vez más frecuente. / Foto: Rob Bertholf
Los zumos vegetales, una opción cada vez más frecuente. / Foto: Rob Bertholf

¿A quién no le apetece tomarse un zumo en verano? Los médicos somos firmes partidarios de los zumos naturales, pero nos gustan menos los zumos envasados, por el exceso de aporte calórico que suponen. No obstante, en las últimas semanas, he podido comprobar cómo ha proliferado (en supermercados, cafeterías, tiendas específicas, portales de internet) la disponibilidad de zumos y licuados que se ofertan como “opciones saludables”. Se trata de bebidas que contienen elementos vegetales, algunos tan sorprendentes como la alfalfa, la col o las espinacas. Esta tendencia, en el plano profesional y con pleno sentido, ha sido incorporada incluso al maridaje de platos en la alta cocina, tal y como ocurre en el restaurante El Invernadero, de Rodrigo de la Calle, donde –a modo de bienvenida– se ofrece al comensal una cerveza artesana de aloe vera, para luego seguir con jugos variados, como el de remolacha y lombarda.

Se trata de productos cuya publicidad se enfoca generalmente hacia al público adulto, si bien los niños los podrían consumir también. Otra cosa es que su sabor convenza a un paladar poco acostumbrado a la novedad, como es el infantil. Como propuestas, no hay por qué que desestimarlas, siempre y cuando no contengan azúcares añadidos o un elevado índice glucémico.

Este nuevo nicho de mercado nace a remolque de diversos estudios que, en los últimos 15 años, han demostrado con pruebas científicas el beneficio para la salud de algunos zumos concretos. Pasemos a comentarlos algunos de ellos:

-Zumo de arándanos e infecciones del tracto urinario. Tras varios artículos que establecían la relación inversa entre el consumo de este zumo y la aparición de infecciones de orina, el prestigioso evaluador de metaanálisis Cochrane se ocupó de desestimar dicha relación.

-Zumo de cebolla cruda y alopecia areata. Algún artículo avala el consumo de este zumo a la hora de combatir la alopecia areata, apelando a su efecto modulador del sistema inmunitario.

-Zumo de limón en los pacientes con hipocitraturia y cálculos renales. Este zumo podría suponer una alternativa al citrato potásico, tal cual se postuló en un artículo publicado en la revista Urology Research.

-Zumo de pasto de trigo y colitis ulcerosa. Un ensayo clínico doble ciego demostró que el consumo regular (una vez al día durante un mes) de este zumo era eficaz como adyuvante en el tratamiento de la colitis ulcerosa distal activa.

-Zumo de cereza y artrosis de rodilla. Inicialmente se obtuvo resultados prometedores con este zumo a la hora de reducir el dolor en estos pacientes, si bien dicho efecto no se consiguió demostrar.

-Zumo de piña diluido y gastroenteritis aguda leve. La prestigiosa revista JAMA publicó recientemente que es lícito rehidratar a los niños con deshidratación leve con este zumo, en lugar del suero convencional.

Por Iván Carabaño, jefe de Pediatría del Hospital General de Villalba y el Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles.

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