Madrid no sólo alberga rascacielos, atascos interminables, huelgas de basuras, algunos de los mejores museos de arte del mundo, todos los ministerios y (por fin) un tres estrellas Michelin (DiverXo). También puede presumir de huerta, aunque los estereotipos sostengan lo contrario.
Precisamente en defensa de la amplia variedad y la elevada calidad de los productos hortofrutícolas madrileños salió ayer Enrique Ruiz Escudero, viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, que destacó cómo la huerta madrileña se ha venido alejando de la «cocina de pobre» para acercarse a los fogones de los chefs más prestigiosos.
Uno de ellos, José David Fernández, participó como maestro de ceremonias este lunes en un show cooking en la tienda Gold Gourmet donde los productos hortofrutícolas de la región, como la lombarda, la coliflor, las acelgas o el melón de Villaconejos fueron protagonistas.
Fue en este contexto en el que el viceconsejero destacó la importancia de la innovación no sólo en la cocina, sino también en la fase de producción. Así, desveló que gracias a las investigaciones desarrolladas en los últimos años por el Instituto Madrileño para la Investigación y el Desarrollo Rural (IMIDRA) se han recuperado 146 variedades hortofrutícolas que se habían perdido, sobre todo en la Sierra Norte y la comarca de Las Vegas.
En concreto, en la Sierra Norte los investigadores han encontrado hasta 68 variedades de calabacín, garbanzo, judía, lechuga, melón y pepino, sin olvidar 45 variedades de judía que se han cultivado allí desde al menos cuatro generaciones, junto con un importante número de variedades de tomate (11).
En la comarca de Las Vegas, por su parte, se han recolectado 78 variedades distintas de ajo, calabacín, calabaza, cebolla, espárrago, espinaca, fresa, guindilla, haba, judía, lechuga, lenteja, melón, pepinillo, perejil, pimiento, sandía y tomate.