Pescadería de la isla de Borneo/Foto: Mary Turpnipseed

La mayoría de los consumidores diferencian básicamente entre dos tipos de pescados y mariscos, los procedentes de pesca extractiva y los que provienen de las distintas técnicas de acuicultura. Sin embargo, hoy existen numerosos sistemas intermedios, más o menos intensivos, que configuran un esquema productivo mucho más complejo.

De esta forma, la simple dicotomía entre pesca extractiva y acuicultura puede inducir a error al consumidor, que muchas veces adquiere productos pensando que son salvajes cuando en realidad su crianza ha estado controlada por la mano del hombre de una forma u otra, por ejemplo a través del engorde de ejemplares capturados antes de su maduración o del incremento de la alimentación de especies que viven en su entorno natural.

Ante esta realidad, un grupo de investigadores del Centro Nacional de Análisis Ecológico de Santa Bárbara (Estados Unidos) ha hecho un llamamiento tanto a su Gobierno como a las distintas instituciones internacionales a través de un artículo para que establezcan una nueva denominación, la del pescado «híbrido», para indicar al comsumidor que ese producto procede de una combinación de técnicas de la pesca tradicional y la acuicultura.

«Mientras que la pesca tradicional interacciona con el animal sólo en el momento de la captura, la acuicultura, en su versión más pura, controla todas las fases de la vida del pescado, desde el huevo hasta la recolección», explica Dane Klinger, de la Universidad de Stanford, uno de los autores del artículo, que se ha publicado en Marine Policy. Sin embargo hoy existen muchos productos comunes que son consecuencia de una combinación de ambas técnicas» y, a su juicio, el consumidor tiene derecho a saberlo.

Mary Turnipseed, que también firma el artículo, sostiene por su parte que, teniendo en cuenta la importancia de la producción de pescado para la alimentación de la Humanidad, es necesario «recopilar más datos sobre cómo se está produciendo el pescado en realidad, y un primer paso para conseguirlo es sustituir la vieja dicotomía pesca-acuicultura por un esquema que clasifique el pescado según sea salvaje, cultivado o híbrido«.