La iluminación débil y la decoración recargada son dos de las señas de identidad del Knight / Foto: Antonio G. Gil-García
La iluminación débil y la decoración recargada son dos de las señas de identidad del Knight / Foto: Antonio G. Gil-García

En estos tiempos en los que cada día abre un nuevo local dedicado a las hamburguesas gourmet, no está mal volver a fijarse en los clásicos del género; aquellos locales pioneros que fueron de los primeros en introducir el popular plato en Madrid, allá por los años 70 y 80 del siglo pasado, y que hoy, gracias a la constancia y al estilo propio, mantienen sus mesas llenas.

El Knight N’Squire (C/Félix Boix 9; tlf. 913 45 01 54) es uno de esos locales emblemáticos que rezuma personalidad propia,  donde uno puede degustar una hamburguesa distinta por un precio más que asequible (aunque cada vez menos). El Knight –o Nait, como le llaman los castizos– no está solo, pues apenas a una manzana de distancia tiene otro local de su misma especie, el Alfredo’s Barbacoa, que merece sin duda capítulo aparte, pero trabajando la misma materia prima ambos presentan estilos muy diferentes.

Así, mientras Alfredo’s representa el purismo, y lleva a gala servir las hamburguesas más estadounidenses de Madrid, el Nait se dacanta por un estilo diferenciado con influencias del tex-mex y la cocina oriental, consiguiendo bandearse con un estilo propio frente a la ofensiva (apasionante, por otro lado), de todos los nuevos locales centrados en la hamburguesa gourmet.

Precios asequibles, buen trato (gracias sobre todo a Álvaro, el alma del local), ambiente de profunda penumbra para las confidencias, decoración recargada con sabor retro, buenas cervezas y, sobre todo, unas estupendas hamburguesas y perritos calientes artesanos hacen del Knight todo un clásico moderno que siempre merece la pena revisitar.

Por último, puestos a poner pegas, hay que tener en cuenta que no reservan, y como siempre está hasta la bandera, sobre todo en fines de semana, hay que tener un plan B en mente, sobre todo si se trata de un grupo más o menos amplio. Cierto es que, en estos casos, un poco de paciencia también resulta muy útil.

Tras su vitrina, la Harley de la planta baja ha visto pasar a generaciones de madrileños / Foto: A. G.
Tras su vitrina, la Harley de la planta baja ha visto pasar a generaciones de madrileños / Foto: A. G.

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