Foto: Ethical Eats

El ser humano aprende, entre otros métodos, imitando. En la mesa imitamos a aquellos con los que nos sentamos a comer. Un estudio de la Universidad Radbound de Nijmegen en Países Bajos muestra cómo la cantidad de comida que una persona consume en términos globales se asocia con la que toma su acompañante a la mesa.

El estudio señala que cuando se come en compañía se imita la conducta del otro e incluso los bocados se realizan a la vez y se come al mismo ritmo. El trabajo de investigación se publica en la revista digital ‘PLoS ONE’.

En la investigación participaron 70 parejas de mujeres jóvenes que comían juntas y de las que se llegaron a registrar para su análisis hasta un total de 4.000 bocados. Después, los autores analizaron si las personas imitaban la conducta ajena al llevarse a la boca cada porción de alimento.

Los resultados mostraron que esta conducta de imitación recíproca, o sintonía en el yantar, suele ser más destacable al inicio de la interacción en contraste con el final. El equipo de Roel Hermans añade nuevos datos al conocido fenómeno que asocia cuánto comemos con la cantidad que toman quienes se sientan con nosotros a la mesa.

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